Asumir la complejidad de la Arquitectura como factor común en los procesos de investigación, es a la vez un problema y una virtud. Un problema porque dificulta la ubicación en los estándares científicos y productivos establecidos, y una oportunidad porque permite una visión transversal y multidisciplinar de la cuestión que toda investigación aspira a resolver. El planteamiento generalista en la formación del arquitecto por el que apuesta la Escuela de Sevilla lleva consigo esta diatriba. La investigación como proceso sistemático y ordenado para entender, interactuar y transformar la realidad allí donde detectamos un problema, una oportunidad para el pensamiento o la innovación, se enriquece con esta visión poliédrica y compleja. La investigación en la Escuela está de forma incipiente en cada una de las asignaturas que conforman el grado, sobre todo en los talleres donde encuentra un lugar específico dedicado a la discusión, debate e intercambio multidisciplinar, y en los espacios destinados a la reflexión temática que ofrecen las numerosas optativas, para concluir en el Trabajo fin de Grado (TFG) y Proyecto fin de Carrera (PFC) que representan una exploración personal o colectiva. Son momentos de tránsito que permiten el acceso a la actividad profesional, a la indagación más profunda que vehiculan los másteres oficiales, o al horizonte más especializado e introspectivo que ofrece el doctorado.

La investigación en la Escuela de Sevilla está representada por los numerosos Grupos de Investigación que abordan esta complejidad desde enfoques e intereses múltiples, por la Biblioteca que nos presta apoyo para enraizar nuestras pesquisas y exploraciones en el contexto global de la investigación, y en el Instituto de Arquitectura y Ciencias de la Construcción desde el que encontraremos apoyo para la excelencia y la internacionalización de los trabajos más avanzados.